sábado, 27 de abril de 2013

Investigadores del CONICET ayudan a reconstruir la memoria de los pueblos


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A comienzos de abril la Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut restituyó a la comunidad Ceferino Namuncurá-Valentín Saygüeque de la localidad de Gaiman restos humanos, objetos y ajuar funerario encontrados en el cerro Loma Torta, y que fueron previamente estudiados por un grupo de antropólogos, arqueólogos y biólogos investigadores del CONICET.
“Luego de un arduo trabajo de campo y de los estudios realizados en el laboratorio, se determinó que en el sitio fue inhumado un número mínimo de 13 individuos, dos de los cuales tienen entre 300 y 350 años de antigüedad”, explica Julieta Gómez Otero, antropóloga e investigadora independiente del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT – CONICET).
La tarea comenzó en el año 2006 cuando una vecina de Gaiman entregó al CENPAT huesos astillados que encontró en la cumbre del cerro Loma Torta.
Gómez Otero asegura que la investigación se dificultó por el estado de destrucción que presentaban los restos. El sitio donde se encontraban formaba parte de un circuito de enduro. “El lugar estaba alterado antrópicamente y la muestra era muy fragmentaria. Los restos humanos estaban diseminados por el paso de las motos por lo que fue necesario extraerlos para evitar mayores daños”, comenta.
Después de casi cinco años de trabajo científico, el pasado jueves 11 de abril los miembros de la comunidad Ceferino Namuncurá-Valentín Saygüeque trasladaron desde el CENPAT los restos hacia su lugar de origen. Fue restituida la totalidad del material biológico analizado, incluyendo huesos que no pudieron ser identificados.
Posteriormente los referentes de todas las comunidades originarias de la provincia del Chubut llevaron los restos a lo alto del cerro donde fueron reinhumados por los científicos en el marco de una ceremonia sagrada que incluyó música y cantos tradicionales de esos pueblos.
“Desde nuestras disciplinas preservamos y estudiamos este patrimonio, para conocer qué tiene para decirnos, pero sobre todo para socializar ese saber con la comunidad y contribuir a la memoria y a la identidad de un pueblo que ha sido históricamente invisibilizado”, señala la investigadora.
Ricardo Romero Saygüeque es el huerquén de la comunidad, es decir su mensajero y coordinador y asegura que la restitución “fue una reivindicación histórica que garantiza la continuidad de nuestra cultura”.
Además destaca la importancia del vínculo con los científicos y de seguir con el trabajo en el cerro Loma Torta. “La relación entre lo científico y el conocimiento ancestral de nuestra comunidad empieza a dar los primeros resultados pero todavía se puede profundizar”, asegura.
Los restos encontrados en el cerro incluían huesos completos o fragmentados, y materiales culturales como artefactos de piedra, pequeñas cuentas talladas en valvas de moluscos, en guijarritos horadados y un disco de bronce o cobre, de unos tres centímetros de diámetro. A partir de los estudios realizados en el laboratorio puede obtenerse información variada, desde cómo era su estilo de vida, sus costumbres, hasta el sexo de los individuos en caso de encontrar cráneos o pelvis, la edad al momento del deceso, y otros indicadores de salud y alimentación.

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